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Si alguna vez has visto a un bebé desplazarse como si estuviera marchando hacia una misión secreta —barriguita contra el suelo, brazos y piernas impulsándose con decisión—, ya sabes lo emocionante que es ver los primeros indicios del gateo. Pero detrás de ese gesto adorable hay mucho más.
El gateo es mucho más que moverse de un lugar a otro. Es una etapa clave que fortalece la musculatura, estimula la coordinación motora, activa ambos hemisferios del cerebro y desarrolla habilidades espaciales.
A través del gateo, el bebé comienza a tomar decisiones, resolver problemas y ganar independencia.
Aunque el “gateo clásico” sobre manos y rodillas es el más conocido, existen varias etapas previas y alternativas que también cuentan. Cada una de ellas tiene una función y aparece en su propio ritmo.
Estas son las etapas más comunes del proceso:
Control de cabeza y tronco (2–4 meses):
El bebé empieza a levantar la cabeza durante el tummy time, fortaleciendo cuello, hombros y espalda.
Rodar y girar (4–6 meses):
Aprende a girarse de boca arriba a boca abajo y viceversa, lo que indica un mayor control corporal.
Apoyo en manos y rodillas (6–7 meses):
El bebé logra colocarse en “cuatro puntos” y comienza a balancearse hacia adelante y atrás, una especie de ensayo general para el gateo.
Gateo tipo comando (6–8 meses):
Se arrastra con el abdomen pegado al suelo, usando antebrazos y empujándose con las piernas.
Gateo clásico (7–10 meses):
Se desplaza sobre manos y rodillas de forma coordinada, alternando brazo y pierna opuesta. Esta es la forma más eficiente de gateo y la que más estimula el desarrollo cerebral.
Estilos alternativos (9–12 meses):
Algunos bebés experimentan variantes co8iimo el gateo hacia atrás, sobre una pierna o incluso sentados sobre las nalgas.
El rango más común va de los 7 a los 10 meses, pero esto puede variar mucho. Algunos bebés comienzan a gatear a los 6 meses, otros hasta después del año, y hay quienes prefieren saltarse esta etapa por completo y pasar directo a caminar.
Lo importante no es tanto si gatea o no, sino cómo se desarrolla en otras áreas. Si notas que tu bebé se mueve con interés, juega, responde a estímulos y muestra fuerza muscular, probablemente está progresando adecuadamente.
Para más claridad, puedes revisar esta útil guía sobre las habilidades que debe tener tu bebé en cada etapa.
Acompañar esta etapa puede ser tan divertido como importante. No necesitas materiales costosos ni técnicas complicadas. A veces, solo se trata de estar ahí, en el suelo, al nivel del bebé.
Aquí te damos algunas ideas prácticas:
1. Crea un entorno seguro y atractivo: Usa tapetes o colchonetas antideslizantes. Evita objetos pequeños, protege enchufes y esquinas.
2. Coloca juguetes llamativos a una distancia corta: Esto motivará al bebé a moverse para alcanzarlos.
3. Gatea tú también: Imitar es una de las formas favoritas de aprender, y ver a mamá o papá en el piso puede ser el mayor incentivo.
4. Usa espejos y luces suaves: Estimulan la vista y la curiosidad, elementos clave para que quiera desplazarse.
5. Integra canciones o cuentos: Puedes aprovechar esta etapa para leerle, cantar o repetir palabras sencillas. Aquí tienes algunos consejos para estimular el lenguaje que pueden ser de gran ayuda.
6. Prepara una mini ludoteca en casa: Un rincón con libros, texturas y juguetes puede convertirse en su centro de exploración. Inspírate con estos tips para hacer una ludoteca en casa.
Si tu bebé ha superado los 10 meses y no muestra ningún intento por desplazarse o moverse, es buena idea comentarlo con su pediatra. También si observas:
1. Asimetrías notorias (usa solo un lado del cuerpo para moverse).
2. Falta de fuerza o rigidez.
3. Poco interés por explorar.
4. Retrasos en otras áreas del desarrollo motor.
Para estar mejor preparado en cualquier situación, te puede interesar esta guía básica de primeros auxilios en bebés y niños.
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